domingo, 10 de julio de 2016

Panorama universal




 Estos irregulares climas tropicales sirven para todo, hasta para aterciopelar comportamientos ilícitos largamente consolidados por compadrazgos de avezados delincuentes con socarronas autoridades.

 En Colombia es hecho notorio que el delito de narcotráfico, en todas las acciones que lo estructuran, desde cultivo de plantas ilícitas hasta exportación de sus derivados, se incrementa y consolida por insólito connubio de ciegos que cantan boleros en Cuba con videntes que acá se hacen los ciegos, cínicos integrantes del sistema de poder que por genética paquidermia son capaces de atribuir el auge criminal a ingenua benevolencia meteorológica. Oído esto, apague y vámonos. Realismo trágico además de mágico.

 Y lo que faltaba. Sin saberse cómo ni cuándo,  los redivivos elenos, una chusma declarada en extinción resultó multiplicada,  actuante y amenazante,  en idénticos territorios donde obesos multimillonarios de la élite tirofijuna dejan en libertad a sus efectivos para que hagan lo que les plazca, aliarse con otras marcas si les conviene, o mantenerse en la propia como en Guaviare, donde quienes hacen la paz con Santos se reservan el derecho de dejar activo el frente primero, -y otros frentes  que ya se manifestarán por el resto del país-, para nada más y nada menos que hacerle la guerra a Santos, mientras crédulos contratistas estatales degustan las pedagógicas mieles del postconflicto. Cosas de la historia que nos tocó vivir.

 Pero los histriónicos comportamientos de la democracia no son patrimonio de repúblicas bananeras, también en la refinada Europa se dan lances acrobáticos: los súbditos británicos, tan flemáticos ellos, madrugaron a votar por el si para irse de la Unión Europea, y a pocas horas del triunfo madrugaron a marchar por el no, para no irse, aunque después del ojo afuera no hay Santa Lucía que valga. Bien dicen que en severa  política nada está escrito aunque esté escrito,  y muy seguramente tan contradictorios  episodios darán material suficiente para que habilidosos politólogos convenzan a la humanidad que irse era el mejor camino para quedar libres de presiones externas, aunque no irse les hubiera servido para quedar más libres. Mejor dicho, el tema habría sido ideal para el desaparecido Hebert Castro, amigo que era de decir, advertir y recomendar aunque no le hicieran caso. Despelote total en la economía, en la política, y vaya usted a saber si en la amenazada unidad del Reino Unido. Conste que no es redundancia.


 Y si por allá llueve en los Estados Unidos no escampa. De masacre en masacre,  los actuales acontecimientos ya clasifican en las estadísticas de Robert Ripley, pero no por  lo increíble y asombroso que resulta ver morir tantos inocentes a manos de tantos locos, sino porque la politiquería establecida, como aquí ocurre, también intenta sacarle partido al dolor de las víctimas y quiere hacer leña electoral con admoniciones sobre lo que puede llegar a pasar si los votantes no se atemperan a la corrección que la inercia del sistema reclama. ¿Frenarán a Donald John Trump con tantas señales de peligro olímpicamente deducidas de su genial locuacidad?

 El embalaje que se avecina en el imperio merece alquilar balcón.

Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 09.07.16