Claro que debemos
participar, el deber ciudadano es votar
y elegir, pero no de cualquier manera, ni al primero que aparezca.
Muchas cosas se dijeron y pocas
son realizables. Los candidatos nos prometieron todo, pero no consultaron las limitadas competencias asignadas a los
cargos que se disputan.
Eso no es nuevo, siempre ha sido
así, y por eso hemos transitado sin derroteros específicos que nos conduzcan a
mejores espacios, deambulamos sin carta de navegación segura, sin metas concretas,
sin cifras, sin cálculos, sin seriedad.
A la masa le meten cuentos, nos meten cuentos porque todos somos masa, y
unos pocos astutos, una parranda de avispados, engreídos y hasta insolentes, son
los que resultan liderando redenciones y apropiándose las banderas de nuestros ideales para
hacer de ellos un caldo enfermizo, tóxico y casi mortífero.
¿Desde cuándo les es lícito a los
ganosos de figuración y de regalías gritar tantas frases insubstanciales, y construir semejante
parafernalia de consignas livianas con las que hipnotizan y subyugan?
Parece que desde siempre. El
rápido vistazo a la historia nos presenta un cúmulo de frustraciones, doctrinas
arrugadas, esperanzas muertas, latrocinios y fechorías impunes que
dramáticamente aprendemos a olvidar.
En Colombia controlan la política
quienes no deberían hacerlo, por eso suelen ganar las elecciones quienes no merecen gobernarnos; esa
es la dolorosa injusticia que arde sobre el altar de nuestra democracia.
Pero pensándolo bien, en esta
oportunidad nadie ha ganado ni perdido, apenas estamos en el pulso, hasta ahora
estamos midiendo fuerzas, aún estamos mirándonos a los ojos y conteniendo la
respiración, Estamos a tiempo para ganar.
Y a eso sí que nos debemos
comprometer, en eso de ganar sí que tenemos que poner neuronas y corazón, porque para el Cauca no es bueno volver a perder ni abrir caminos para seguir perdiendo.
Debemos renunciar al pernicioso tanteo
electorero que nos insinúan los traficantes de encuestas, y aplicarnos a la
juiciosa búsqueda de soluciones que
erradiquen nuestros problemas comunes.
Si en política hemos terminado
expuestos al aleatorio juego de oferta y demanda, pues pongamos la demanda
social por encima de la oferta demagógica, rechacemos el engaño, repudiemos lo de
siempre, la maquinaria, la venalidad, la imposición, los guiños, y aseguremos la razonable satisfacción de
nuestras necesidades colectivas.
Al gobernante capaz y probo lo encontramos
si encendemos las luces del sano razonamiento y las limpias intenciones.
No pongamos la conciencia en
pública subasta, eso nos condena al
silencio. Lo ideal es el voto ético y acrisolado para poder preservar la autoridad
moral que nos permita denunciar a quienes intenten defraudarnos.
Descartemos a enredados repitientes
que ya fueron probados y no dieron resultados, abramos puertas a nuevas
generaciones inteligentes y bien estructuradas que piden pista con excelentes títulos
y suficiente oficio. El Cauca necesita sepultar las mulas muertas que hacen
intransitables los caminos de la modernidad. Hay jóvenes con el cariz necesario
para airear los fétidos reencauches que la política tradicional propone.
Los verdes, en Santiago Zambrano
Simmonds, tienen la figura fresca y la mejor personalidad para gobernar al
Cauca.
Miguel Antonio Velasco Cuevas
Popayán, 16.10.11