Desde la lenta calistenia para impulsar precandidatos
hasta el azaroso bazar de los avales, y
desde allí hasta la inscripción de candidaturas definitivas sonaron muchos nombres
sin que faltaran sorpresas.
El Cauca indiscutiblemente tiene su "tumbao".
Tantas especulaciones y consejas, tantos
ruidos y tan pocas nueces vinieron a parar en tremendo borbollón.
Triunfalistas sobradores, casi que asegurados
vencedores del próximo debate electoral quedaron
engranados, quietos en sus marcas, frente a imprevista inscripción de un peso
pesado que jamás soñaron.
De ahora en adelante el baile es a otro ritmo,
y no a cualquier ritmo, sino al incansable ritmo del uribismo puro y duro, que
trabaja y trabaja sin muchas estridencias.
Un General genuino se aproxima, a paso de
vencedores, al Salón de los Espejos.
Los directorios de siempre, y algunos
movimiento alternativos, que armaron su componenda para elegir al actual
gobernador del Cauca, no lograron ejecutorias sociales convincentes para llegar
a las nuevas elecciones regionales con candidato único y fuerte. Al mandatario
actual lo sepultaron la demagogia y la ambición, le faltó perrenque, mermelada
tuvo pero no la supo untar.
Las ambiciones personales de muchos empleados
de la gobernación y las cuentas chuecas de diversos empresarios particulares,
que además funcionan como contratistas oficiales, parecían cerrarle el paso al
cambio, a opciones distintas, a propuestas ajenas al puro engranaje
gubernativo. La máquina prendió motores pero no encontró rumbo. El aparataje
contractual administrativo hizo cuentas sectorizadas pero fue incapaz de
concretar la operación totalizante. Hoy por hoy el "titismo" se diluye
incontenible por las profundas vertientes del individualismo. Se debilita su avance
hacia la gobernación en cuerpo ajeno, y divisa lejana su ilusión senatorial.
El tumulto electoral que puso a Temístocles
Ortega en la gobernación del Cauca reparte sus afectos y sus gulas entre tres
candidatos que soltaron la nómina para tirarse al ruedo, y otro más, que no
firmaba nómina pero maullaba en ella. Hoy, el mismo caudal de votos que hace cuatro años ganó
la gobernación con un sólo candidato no podrá conservarla repartido entre
cuatro.
En cambio los activos
electorales del Centro Democrático, que indiscutiblemente incluyen el voto de
opinión, se mantienen y fortalecen.
Para nadie es secreto
que el 70% de la población nacional repudia la metódica testarudez del señor Santos.
El Cauca siente y sufre el bajonazo en seguridad y prosperidad mientras las
actividades delincuenciales se disparan. Los legítimos agricultores de la
región, al borde de la quiebra, saben que la suspensión de fumigaciones con
glifosato repotenció las plantaciones ilegales, y que los costos de producción
de cosechas lícitas, café por ejemplo, se
incrementan, porque los tradicionales recolectores prefieren irse tras mejores
ingresos a zonas coqueras y amapoleras.
Municipios cercanos a Popayán volvieron al
régimen de controles, retenes y empadronamientos
guerrilleros; la repudiable vacuna impuesta a tenderos de pueblos recuperó sus
fueros.
Definitivamente en estos territorios escasea
la autoridad y a recuperarla apunta el voto de opinión. La gente sabe que los excesos
delincuenciales se reducirán a mínima expresión cuando haya quien ponga riendas,
y de eso sí que sabe un General.
Miguel Antonio Velasco
Cuevas
Popayán, 02.08.15