Para dónde vaya la humanidad no
lo sabemos. Históricamente nunca se sabe hacia donde se dirige. Va y viene,
sube y baja, se invierte y se revierte sin perder su esencia, por lo que nunca
deja de ser humanidad.
Pero aún así, siempre estaremos
anhelando buena organización y excelente liderazgo para que subsista la
solidaridad entre los pueblos, se preserven las buenas costumbres, se
intensifique la protección del medio ambiente, y se haga conciencia universal
sobre la procreación responsable.
Construir un mundo en el que
valga la pena vivir es nuestra tarea inaplazable.
Por ahora, mientras nos pastorean
hacia esa etapa fabulosa del Estado social y democrático de derecho, ocupémonos de asuntos más tibios y más grises,
pero menos fantásticos, porque de veras pertenecen a la agenda tangible de estos tiempos reales.
El matrimonio de la Fiscal General
es un episodio tibio y gris, pero
afortunadamente, porque tiene connotación familiar, encuadra en los
lineamientos del derecho positivo y el derecho natural.
Lo que sí sorprende es la
felicidad que embarga a la ministra australiana de Finanzas Penny Wong, quien acaba
de tener su primera hija sin sufrir los dolores del parto; ni más faltaba que toda una ministra tenga que
parir en pleno sigloXXI; para eso está la resignada Sophie Allouache, su pareja
lesbiana que no sólo satisface las aspiraciones paternales de la ministra, sino
que le ahorra la incomoda tarea de amamantar la cría ante el concejo de
ministros.
Otro suceso inopinado, ocurrido dentro
de nuestro novelesco andamiaje normativo; que “ampara la familia como
institución básica de la sociedad” (Art. 5º C.N.); fue el protagonizado por el Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar, al entregar en
adopción a dos niños para que tengan por
mamá al periodista norteamericano Chandler Burr, sin que el adoptante extranjero se moleste,
porque, como en el caso de la ministra padre, él resultó ser un periodista madre.
Entender estos asuntos de género
confuso no resulta fácil para quienes aprendimos otros conceptos sobre familia
y crianza, pero el mundo de ahora es así, y carentes de explicaciones
biológicas, tendremos que comprender sus reveses a punta de jurisprudencia, se
supone que jurisprudencia muy autorizada, porque como en los Altos Tribunales
del planeta tierra también se cuecen habas, algunos colegiados gustan de movimientos
en cualquier sentido, aunque en condiciones normales debieran hacerlo en uno
único.
Si la reforma educativa que se
avecina asume, de manera frontal e integral, los espinosos temas de paternidad y maternidad
responsables, no cómo situaciones incidentales de género, sino como funciones
morales ineludibles, derivadas de la naturaleza humana, y encaminadas a la
conservación de la especie, daremos un paso gigantesco en planificación
familiar, y en la adopción temprana de métodos anticonceptivos que nos ahorren
la afrentosa disputa política sobre la conveniencia o inconveniencia clínica
del aborto.
Feliz navidad y venturoso año para
todos, inclusive para los de género confuso.
Coletilla: Ya una reina de
belleza nos había advertido que “...hombre con hombre, mujer con mujer, del
mismo modo en el sentido contrario... el mundo está evolucionando... ”.
Miguel Antonio Velasco Cuevas
Popayán, 18.12.11