Pues ya se obtuvo lo que faltaba y ahora sí,
con fundación de bolsillo en el bolsillo, se destapó la aspiración sospechada; Colombia no se debe preocupar por el fututo
cercano, ni por el lejano, la alianza habanera produjo resultados y ya
entonaron la letra de “aquel amor tan bonito que se nos dio en el camino”. Al respecto puede oírse una muy buena versión:
http://www.youtube.com/watch?v=bYxfdKQ0gVA
Claro que no hubo sorpresa, el matrimonio se
veía venir, sólo faltaban las esquelas confirmatorias del compromiso.
Diciendo y haciendo el panorama político
nacional pasó de nebuloso a tormentoso. Santos que dijo sí, y el
narcoterrorismo que avaló el deseo. “Sólo nuestras almas saben qué es lo que está
sucediendo”.
Indudablemente del dicho al hecho hay mucho
trecho y en estos seis meses que vienen son muchos los desamores que se puedan
presenciar, pero por ahora la suerte está echada.
Francisco, ese nuestro pontífice que cuando habla
conmociona al mundo católico y al no católico, en sus decididos esfuerzos por
estar al lado de los pobres adelanta un proceso de reformas que, según sus
palabras “deben hacerse al amparo de líneas éticas”. Para ello se ha reconocido la falta de trasparencia
que en el pasado reciente caracterizó los negocios del Banco Vaticano y se
acaba de firmar un acuerdo de cooperación internacional, entre la Santa Sede y
los Estados Unidos, para luchar contra el blanqueo de capitales y la
financiación del terrorismo.
En Colombia no se sabe de eso, y los
mejores esfuerzos de este gobierno
desastroso se enfilan en sentido contrario. Aquí la fuerza se hace para que los cabecillas
de una empresa criminal que arrancó mucho antes del bogotazo y perdura en
nuestros tiempos, antes que recibir la sanción jurídica y política que en
justicia les corresponde, consigan por gracia del enamoramiento y del ablandamiento
de los principios, todo lo que no pudieron conseguir en una vida de
violaciones, delincuencias, genocidios y saqueos.
Timochenko y su pandilla están de plácemes. Por ahora han conseguido demostrar que
delinquir sí paga, y que esos rollos reaccionarios de la verdad, la justicia y
la reparación bien pueden esperar otro siglo.
Aunque nadie que se encuentre en sano juicio
puede explicarse cómo lograría reelegirse
–modo verbal harto antidemocrático- un presidente
que no ha hecho méritos para pensar en semejante premio.
Ya finalizado este cuatrienio por precipitación presidencial, que eso fue lo que sucedió el pasado
viernes, se nos vino encima una campaña
anticipada que dará tela para todas las tiendas.
Mientras de este lado los presupuestos de la
prosperidad democrática marcan saldo rojo en rubros tan sensibles como las
reformas a la justicia, la salud y la
educación; acusan graves pérdidas de mar
territorial sin que se inicien acciones oportunas; y marcan inocultable detrimento en la
actividad industrial; en la orilla
opuesta, la de la internacional narcotraficante mas grande del mundo, las gráficas
muestran perfiles en alza, puesto que
legalizarán sus fortunas, no pagarán un
día de cárcel, y pasarán a gobernar por
simpe y mera generosidad del establecimiento.
Miguel Antonio Velasco Cuevas
Popayán, mayo de 2013