Si la política criminal se ejecutara
verticalmente y sin dobleces, otra sería la suerte de estos ariscos territorios
donde los gobernantes contribuyen a que perduren violencias y florezcan engaños.
Las indelebles huellas de la historia siempre
muestran que damos vueltas en el pantano, y somos incapaces de mirar el horizonte en busca de señal que nos
conduzca a una salida limpia de toda sospecha.
Pocos se salvan de la presuntuosa cadena de
liviandades y desmanes, confabulaciones y volteretas, negociados, corruptelas,
contubernios, abusos y silencios.
Difícil comprender la endiablada razón que incita
a nuestros dirigentes a preservar
pestilencias, a cortejar tiranías, a cultivar la maleza en lugar de quemarla.
Repudiable que algunos congresistas pretendan
silenciar e insinúen la renuncia al Ministro de Defensa, quien oportunamente nos
alertó sobre las ilegítimas autorizaciones que Santos concedió al terrorista "Timochenko" para que se mueva a sus anchas y viaje a Cuba
protegido por el mandatario, como si contra el cabecilla guerrillero no
existieran acciones judiciales en curso y condenas ejecutoriadas pendientes de
cumplimiento.
Con el mezquino interés de disfrazarnos la
verdad, el señor Santos empuja a Colombia hacia la cofradía de países parias,
pues ignora más de cien órdenes de captura vigentes, incluida la circular roja de
Interpol, y los requerimientos de la justicia colombiana para que
"Timochenko" purgue penas por
asesinatos, entre los que se cuentan el de un ex ministro de defensa, un ex gobernador,
una ex ministra y un arzobispo. Además soslaya las decisiones de la propia
Corte Penal Internacional que en 2012 condenó al citado terrorista por reclutamiento de menores.
Ni los negociadores del establecimiento, ni
los del terrorismo, alimentan mínima intención de conducirnos al llano terreno
de civilizada convivencia, progresos sociales, productividad organizada y desarrollos
industriales que generen beneficios para todos. Los hechos indican y confirman
que la engañifa es carta preferida para avanzar en la consolidación de ventajas
económicas, financieras, políticas y judiciales para la delincuencia, mientras
a los colombianos de bien, a los eternos engañados, se nos presentan informes
maquillados y flojas justificaciones que solo incrementan la desconfianza.
El libre desplazamiento de "Timochenko"
entre Venezuela y Cuba es palpable demostración de que a los cabecillas
terroristas se les confirió un status político internacional que por la
brutalidad de sus tradicionales acciones no merecen, y que tampoco
se han ganado durante dispersos y dilatados diálogos en los que se menosprecian las
instituciones, las víctimas y la sociedad entera.
Tanto el presidente Santos, como
"Timochenko", burlan flagrantemente el sistema judicial colombiano,
porque al citado sujeto criminal no se le han suspendido las investigaciones en
curso, ni se le han levantado las ordenes de captura, ni ostenta la condición
de negociador plenipotenciario, que
debiera habérsele reconocido previamente, como para tener la exótica facilidad
de merodear por la sede del conversatorio y regresar impunemente a su base de
operaciones en territorio venezolano.
Peligrosa prepotencia de un régimen que rompe
la equidad, atropella la Constitución, elude
sentencias judiciales, y despista a las fuerzas
armadas encargadas de capturar o dar de baja al prófugo cabecilla guerrillero.
Miguel Antonio Velasco Cuevas
Popayán, 12.10.14