sábado, 2 de enero de 2016

Amanecerá y veremos




 Vienen cuatro años de espera. En 2020 se calificarán los resultados, y ese será el momento de saber cómo les fue a Popayán y al Cauca.

 Por ahora está anunciado el cambio, eso se quiere.

 Los problemas medulares son conocidos, falta implementar soluciones ofrecidas y echarlas a rodar. Nada más.

 Si gentes comunes de otros departamentos, sin fama ni títulos, han sido capaces de trazar rumbos ambiciosos y obtener excelentes resultados, no es excentricidad desear que también puedan hacerlo quienes acá ganaron las elecciones.

 Caminos aconsejables son eficiencia, honradez, sensibilidad social y supremacía del interés colectivo. Caminos contrarios conducen al desastre.

 Gobernantes diligentes y probos, que comprendan la esencia del malestar comunitario,  y asuman el ejercicio del mando como oportunidad de servicio social, no corren riesgos de fracaso.

 Que ninguno se escude en carencia de recursos financieros. Continuados y conocidos derroches del patrimonio público son prueba eficiente de que sí se tiene con que hacer obras de beneficio comunitario. Lo que se necesita es rectitud a la hora de contratar, exactitud a la hora de controlar, y renuncia explícita al egoísta enriquecimiento indebido.

 La dirigencia caucana está en deuda con el Departamento. Antiguos proyectos macroeconómicos, para potenciar productividad y crecimiento cultural de la región, se han utilizado como carnada electoral.

 Es tiempo de forjar alianzas políticas virtuosas para agilizar la construcción de la carretera al mar,  y de la vía al sur por El Estanquillo; se necesita aprovechar  los caudales hídricos para generar energía y  construir canales de riego;  hay que restituirle al departamento la importancia de la actividad agropecuaria; a los campesinos debe ayudárseles con capacitación y financiamiento para liberarlos del  cultivo ilícito.

 Toca romper el embotellamiento de Popayán. Debe habilitarse la carrera once, en doble vía, desde el aeropuerto hasta empalmarla con la carretera panamericana, por La Ladera, tramo de antigua carretera a Timbío. Hay que demoler el tapón que la interrumpe entre las calles cuarta y quinta.

 A los urbanizadores se les debe obligar a reservar espacios verdes para la oxigenación ambiental y  el esparcimiento ciudadano; los nuevos emprendimientos habitacionales deben incluir campos deportivos, ciclovías, andenes y calles amplias.

 Si se consiente el asalto al espacio público, la usurpación de calles y corredores, antes de un lustro tendremos un pueblo caótico y no la ciudad transitable que se desea pero no se defiende.

 Protección y saneamiento ambiental son constitucionalmente prioritarios. Debe impedirse la tala de bosques nativos y conservarse la arborización ornamental que nos legaron recientes generaciones. Hay que rescatar y reforestar las áreas invadidas e ilegalmente pobladas  en el cerro de las Tres Cruces.

 Sea esta la oportunidad para proponer la creación del Jardín Botánico en ese predio que es propiedad pública, allí, sin necesidad de compra, está disponible el espacio suficiente para que Gobernación, Asamblea Departamental, Corporación Autónoma Regional del Cauca, Alcaldía y Concejo Municipal de Popayán, aúnen propósitos y destinen partidas suficientes para demarcar y cerrar el área, organizar planta científica, y construir laboratorios de investigación, clasificación, protección y conservación de especies propias de la subregión andina que habitamos.

Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 02.01.16