domingo, 30 de noviembre de 2014

Amenaza terrorista



 Necesitamos que el presidente Santos afine, el país no soporta el ciego mensaje que los terroristas  lanzan por televisión, mientras barruntan la posibilidad de continuar presionando los acuerdos, no la paz, con acciones violentas. Dan ellos a entender que el delito es su mecanismo preferido para lograr los propósitos del grupo, para ablandar al gobierno  y buscar que los diálogos se prolonguen en el indefinido marco del cese bilateral de hostilidades.

 En ese sentido puede interpretarse la intervención de alias "Alape", quien vino a ejercer como cabecilla de la banda que secuestro al general.  Ocurrida la liberación apareció el guerrillero en las pantallas, esta vez no como negociador sino como secuestrador, diciendo, más o menos, que el secuestro sirvió para demostrar que lo que sucede en Colombia, es decir sus acciones violentas, sí afectan las conversaciones en Cuba.

 Quieren convencernos de que la tregua bilateral permitirá negociar sin interrupciones, pero no dicen durante cuántos años harán política con las armas en la mano.

 Nos traen de amenaza en amenaza, hace pocos días fue "Timochenko" quien resaltó la vulnerabilidad del general Alzate si no cesaban los operativos de la fuerza pública en territorio chocoano.

 Esos mensajes deben valorarse en su contexto mafioso, conllevan una carga conminatoria: si el gobierno no se ajusta al querer del grupo narcoterrorista seguirán los episodios que generan dolor y desesperanza entre el pueblo y entre las élites.  

 Con la liberación de secuestrados, publicitariamente pretenden presentarse como gestores de paz, apóstoles de convivencia y emisarios de reconciliación, mientras olvidan coetáneos atropellos agotados en López de Micay, Gorgona, Jamundí, Suarez, y otros lugares donde la policía es blanco de ametrallamientos y ataques dinamiteros, e intentan acallar el secuestro de un niño en Caldono.

 No está el palo para cucharas. El terrorismo de los últimos días, busca condicionar al gobierno no solo para renegociar lo ya negociado y alargar el conflicto en que se amparan los diálogos, sino para conseguir que nos olvidemos de su pasado y les agradezcamos medio siglo de infamia.

 Quieren lograr rápido lo que siempre han buscado, no pagar condenas, no indemnizar a sus víctimas, obtener  graciosas curules parlamentarias, blanquear su inmensa fortuna, y no entregar las armas.

 Con el eterno sofisma de la paz, que la hacen suya, quieren cambiarnos la lengua por un alpargate y piden armisticio, institución del derecho internacional que no pone fin al conflicto, y sólo es aplicable a confrontaciones armadas de carácter internacional, guerra interestatal, sin que sea necesario entregar las armas porque en cualquier momento se pueden reanudar los combates.

 En ese plan, después de las liberaciones, el primero en copar la pantalla chica fue alias "Márquez", quien con sosegada palabrería curialesca y sin rubor alguno reclamó la necesidad del armisticio, dizque porque suena incoherente hablar de reconciliación mientras se atiza la guerra.  Lo que no dijo es que son ellos los que le meten combustible a la hoguera.

 Ñapa. Admirables palabras de Tabaré Vásquez al ganar las elecciones: "Necesito a los uruguayos, pero no para que me sigan, sino para que me guíen."

Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 30.11.14