lunes, 11 de abril de 2011

¿Qué más puede pasar?

Popayán y el Cauca ya hicieron todos los malos experimentos que la humana tentación les instigó.
Los últimos cuatro gobernadores del Cauca y alcaldes de Popayán no incurrieron en más irregularidades porque se les agotaron los tiempos. Incluidos, claro está, los actuales mandatarios departamental y municipal quienes, por más que lo intenten, no lograrán hacer nada peor de lo ya hecho. Líbrenos Dios de catástrofes.
El sector parlamentario caucano, ajeno a las agobios departamentales, y proclive a los coqueteos de la circunscripción nacional, ha prestado sus buenos oficios a curiosas causas que para nada sirvieron al departamento ni  a sus gentes y ni siquiera a sus electores.
Sumisos acudieron los parlamentarios caucanos a la vergonzosa  absolución del expresidente Samper, diligentes encaminaron su gestión a  depurar de morosos las listas negras del gremio financiero, manifiesta ingerencia han demostrado en los mañosos vericuetos de la contratación pública y ahí se han sostenido, de vitrinazo en vitrinazo, como muy reconocidos personajes en el panorama electorero nacional, pero sin ninguna gestión política que genere gratitudes,  ya por avances sociales, ora por  acrecimientos  industriales y económico del Departamento del Cauca en cuyo nombre devengan.
El Cauca no puede ir muy lejos porque carece de lo principal. No tiene vías de comunicación.
Desde los albores del Frente Nacional, de pronto desde antes,  ya se hablaba de la variante Timbío-El Estanquillo, de la anhelada carretera al mar, de la integración vial con la  Amazonía y  la extensa frontera agropecuaria del territorio nacional por la ruta de la Plata hacia  Huila, Putumayo, Caquetá y los Llanos Orientales, pero nada de eso se ha concretado.
El Valle, Antioquia, Risaralda, Quindío, todos ellos integrantes del Gran Cauca, superaron las dificultades de comunicación terrestre y se muestran como pujantes territorios agrícolas, ganaderos, industriales y turísticos, casi puede decirse que pasaron de la mula al tren y al metro, mientras el Cauca que los amamantó volvió del tren a la mula y se perfila para seguir a pié.
Deplorable, angustioso, lamentable  y  triste el episodio de la inversión en Probolsa, por muchas sentimentales razones que se comentan en voz baja, cuando nunca se nos ocurrió pensar que brillantes personajes de carrera pública pudieran tener  tan triste entierro,  con serias implicaciones en los tormentosos terrenos del derecho disciplinario y el  derecho penal.
Si al Cauca le faltaba indio, ya lo experimentó en la gobernación. Si le faltaban negritudes, ya las experimentó en la gobernación. Si le faltaban profesionales, ingenieros, médicos y  expertos en gerencia de la cosa pública ya los experimento en la alcaldía de Popayán.
Pero no  se puede  seguir experimentando, ni lo podemos consentir  nosotros los responsables de la elección popular,  con  esa inexplicable elección de  avivatos, lentejos y aventureros porque, con toda seguridad, nos vuelven a defraudar.
Popayán y el Cauca se la tienen que jugar con manos nuevas, con voces nuevas, con mentes nuevas, con gente nueva, porque ya lo pasado pasó y no puede volver a pasar.

Miguel Antonio Velasco Cuevas
Popayán, 11.04.11