sábado, 9 de noviembre de 2013

Prolongo




 Tal cual, como cuando te vas al billar y casas el chico con un taco bravo.

 Así, igualito, no tienes posibilidades de ganar pero no quieres perder, entonces tu contendor, un experto tragón de tocino y hábil simulador, que además te pilló la cachorrada, taca burro a propósito en el preciso instante de completar el chorizo, y tú te emocionas, y golpeas la mesa, y gritas: ¡burro! ...

 El otro admite la mañosa equivocación y te propone prolongar el juego pero doblar la apuesta.

 Las interminables jornadas parlanchinas van así, de prolongo,  y  en las apuestas se derrocha  bacanería, doradas pulseras de relojería suiza, estruendosas Harley, unos habanos que ni qué decir, y yate brother, ¡Yate!

 No hay nada más qué pedirle a la humana holganza.

 Entre tanto, tal como los terroristas quieren, los morochos tumaqueños que aguanten hambre; los ingenuos caravaneros de puente que lleven plomo y atiendan arengas:  los niños campesinos de la Cordillera Occidental del Cauca que aprendan a manejar las caucheras, tal como Chávez denominaba los fusiles de combate;  los cultivos coqueros del Catatumbo que sigan floreciendo y produciendo; y pues que el pueblo aguante porque la  cosa es así: echando lengua y tirando bala.  ¿Quién ha dicho que se van a someter?

 Los tinterillos de viejo cuño y los billaristas de profesión saben que la clave no consiste en terminar sino en prolongar. Y la reelección ayuda para el alargue.

 Lo que han publicitado no es un acuerdo. No es otra cosa que farragosa prosa. Esa es una desvergonzada manera de venderle ilusiones a una sociedad enferma y rendida que a fuerza de engaños y decepciones sólo quiere tener otra ilusión. Un placebo como dicen los galenos.

 Los temas enumerados en el comunicado conjunto  no exigen largos meses de intercambio verbal, ni representan los propósitos reales de una cáfila bandolera que nada tiene de pobre, ni de solidaria, ni de democrática.  Si esos fueran los propósitos, o si estas fueran sus virtudes, pues dejarían de reclutar y mutilar menores,  permitirían el libre ejercicio de las actividades comerciales por las que ahora cobran vacunas,  suspenderían los asaltos a los cuarteles de la fuerza pública,   respetarían la población civil, y sencillamente aceptarían las reglas electorales de la Constitución Nacional para hacer política.

 En Colombia ya existe ese marco fundamental de  garantías que dizque han convenido, y hay mandato constitutivo expreso para el ejercicio político desde la oposición. El Titulo IX de la Constitución Nacional  vigente se ocupa "De las elecciones y de la organización electoral".  Salvaguardar  esas normas y  garantizar derechos de la oposición y de las minorías es competencia de las autoridades allí instituidas. Allí mismo se consagra el impulso a la  participación ciudadana y se estipula que La Ley implementará  mecanismos de votación que otorguen más y mejores garantías para el libre ejercicio del sufragio. Lo que no dice, claro está,  es que los autores de crimines impunes puedan acceder a corporaciones públicas y a cargos de elección popular.

 Coletilla: ¿Como que nos están prolongando el conflicto para reformarnos la Constitución?


Miguel Antonio Velasco Cuevas
Popayán, 09.11.13