domingo, 16 de noviembre de 2014

Oxígeno para la democracia




 Inocultables intereses de Santos para pagarle algún secreto favor al narcoterrorismo hacen que se nos lance asfixiante propuesta de acomodar, como conexas con el delito político que fundamentalmente lo es el de rebelión, las más repudiables agresiones contra la humanidad, contra la vida,  la familia y la libertad.

 Por fortuna no es fácil, sobre todo en lo atinente al cumplimiento de tratados internacionales que ostentan rango supraconstitucional, omitir la necesaria investigación y consecuente castigo de conductas delictivas como el secuestro, el reclutamiento y violación de menores, el desplazamiento y desaparición forzada de personas en extensas zonas geográficas colombianas, donde los victimarios han sido diversos movimientos guerrilleros promotores  de fabricación y mercadeo transcontinental de narcóticos, actividad en que acumularon insultantes fortunas propensas a legalización dentro de las grises negociaciones habaneras.

 Al repudio contra semejantes golpes a la legalidad debemos adicionar nuestro voto negativo,  en el supuesto de que nos convoquen a referendo refrendatorio, si es que de veras firman la deshonrosa claudicación que se cocina en Cuba. En ese caso para nada serviría abstenerse, ni aplica allí el voto en blanco.  En ese caso la respuesta negativa deviene indispensable para preservar nuestra vocación republicana y democrática.

 Mientras tanto en el departamento del Cauca, donde la burocracia provinciana ya considera armados los organigramas del futuro, comienzan a elevarse tempranas señales de humo con perentorias órdenes de volver a votar por los mismos.

 Piensan en los despachos gubernamentales que el electorado está satisfecho con las jugarretas urdidas en el salón de los espejos, y que los caucanos vamos a comulgar con esas pesadas ruedas de molino, que en el reciente inventario electoral pasaron a la categoría de elementos en desuso, que ya no ruedan.

 Para nadie es secreto que el deterioro y  retroceso político del departamento se fraguó bajo los esquemas corruptos y clientelistas de unas sectas variopintas, que hace rato abandonaron cualquier compromiso con los ideales de partido y con el bien común, para  constituir escandalosas  y pestíferas alianzas contractuales donde el dinero  público pasa sin contratiempos a las cuentas bancarias de los particulares.

 Si de renovación nos quieren hablar, pues que de una vez le cierren el paso a la resurrección de fantasmales figuras del pasado, esas que durante largos años vegetaron en los asientos del Congreso, mientras el Cauca se desarticulaba a sus espaldas pero con su complacencia, y que le den vía libre a una joven figura de la política regional, que tiene clase, conocimientos, experiencia y prestigio para ponerse al frente de la administración, que tiene talante para ejecutar verdaderas políticas públicas que otros mantienen engavetadas, y que ha expuesto programas claros y concretos para articular el departamento a las pujantes actividades industriales y comerciales de  los departamentos vecinos.

 Interesante sería que los dirigentes gremiales, los electores, y las juventudes consideren esta propuesta y se empeñen en respaldar a Santiago Zambrano para elegirlo, con sobrados méritos, como el próximo gobernador del Cauca.  

 Militantes de distintos partidos, con sentido de pertenencia y  sincero interés de allanar caminos, no dudan en acoger una posibilidad tan refrescante.

Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 16.11.14