miércoles, 13 de abril de 2011

En defensa de la libertad.

Es lamentable, raro y censurable pero sucedió.
El mejor paso de modernidad y construcción de ciudad que ha dado Popayán en los últimos cincuenta años fue la construcción del centro comercial Campanario. El anterior pudo ser la construcción de la pista aérea en el viejo campo de Machángara.
Muchos de nosotros, después de tanto años, seguimos celebrando que Popayán tenga aeropuerto y centro comercial, no tenemos nada más de qué enorgullecernos, aparte, claro está, de la inigualable belleza arquitectónica de nuestro centro histórico que es obra maestra de pretéritas generaciones y de la antiquísima tradición, heredada de España, que hace poco tiempo fue exaltada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Estuvimos hoy en el centro comercial recorriendo pasillos y refrescando rostros.
Pero,  como en los cuentos de hadas, algo debe suceder para romper encantos.
Ante la grata exposición de algo que nos define como pueblo de tradiciones y de historia, con la emoción que nos produce el reencontrarnos con perfectas réplicas  de esculturas muy nuestras que definen nuestro orgullo y nuestra fe, en un acto de esos que la modernidad ha convertido en comportamiento reflejo, activamos nuestra humilde Sony para capturar un instante de la vida real y dejarlo colgado en los archivos de la vida virtual... pero... ingrata maravilla, un aconductado vigilante de ese establecimiento público nos conminó a guardar el artefacto, porque en ese sitio público está prohibido tomar fotografías.
Entendemos al vigilante, él tiene patrones que le ordenan y le pagan para que cumpla lo ordenado.
Claro que nosotros también pusimos a funcionar nuestros patrones libertarios, independentistas y democráticos, y de todas maneras capturamos el instante, una gráfica de andas que no andan y que estáticas adornan las amplias galerías de Campanario.
Malo, malo que esa prohibición exista, si es que existe.
Hace poco tiempo, en un solar vecino, por una conducta similar, por registrar gráficamente un paisaje en el que se destacaba una torre de interconexión eléctrica, sometieron al rigor del escrutinio judicial a uno de nuestros connacionales.
Todo esto nos hace pensar en la inaplazable actualidad de una lucha frontal en defensa de nuestros valores.
El pasado reciente nos lleva de recuerdo por los territorios del Cono Sur en dónde,  como no hubo quién defendiera la libertad, quién defendiera la democracia, se llegó a extremos que nunca debieron ocurrir.
La nuestra es una necesidad actual, un requerimiento inmediato de los tiempos, pongámonos en dónde nos tenemos que poner, paremonos en dónde nos tenemos que parar y defendamos con ahínco el más preciado bien, el más inconculcable derecho, el más excelso valor  de la especie humana que es nuestra libertad ciudadana.
La democracia desaparece si no la defendemos, la honestidad desaparece si no la defendemos, los valores desaparecen si no los defendemos, la libertad desaparece si no la defendemos.
Invito a todos los ciudadanos payaneses a tomar fotografías en los lugares públicos, a retratar los instantes que como fragmentos congelados de la historia han de trasmitir noticias nuestras a quienes vengan después de nosotros, pero fundamentalmente invito a los fotógrafos de Popayán, profesionales y aficionados, a que impidan que se nos limite la libertad de fotografiar lo que nos conmueve, nos excita o nos interesa.
Coletilla. Si el centro comercial Campanario prohibe tomar fotografías en sus instalaciones,  nosotros le podríamos pedir a las autoridades de Popayán que se le prohiba a los comerciantes de Campanario vender cámaras, filmadoras y material fotográfico, porque son artículos prohibidos en ese lugar.

Miguel Antonio Velasco Cuevas
Popayán, 13.04.11