Nada es fácil, ni siquiera lo que
cuente con la venia de quienes tradicionalmente ponen y disponen.
Las complejidades del Cauca y Popayán,
el desplazamiento forzado de campesinos, el abandono de tierras ganaderas, el
auge de cultivos ilícitos, la minería ilegal financiada por bandas criminales,
la indisciplina social, la profunda crisis de valores, la inveterada costumbre
de amañar la contratación administrativa, el incremento del desempleo y el
consecuente desbordamiento delincuencial en zonas urbanas y rurales, son
capítulos densos para cualquier mandatario.
Cierto es que las intenciones se
muestran sanas, y que la prédica electoral incluyó promesas de lucha
anticorrupción, pero nada bueno puede anticiparse a la hora de las partijas burocráticas
dentro de las administraciones que se avecinan.
Las atípicas alianzas ganadoras,
por la disparidad de tendencias que aglutinan, son seguro semillero de contrariedades
ideológicas y programáticas al momento de gobernar.
Conocimiento, talante, talento y
prudencia en la negociación política, son las habilidades a mostrar por los
nuevos ordenadores del gasto público, y verdaderos responsables del éxito o
desbarajuste administrativo que su cuatrienio nos deje.
Al departamento le llega la
irreversible desbandada guerrillera procedente del sur del Tolima y norte del
Huila, en donde esos armados ilegales han perdido importantes asentamientos
históricos.
La lucha guerrillera del futuro
es por el control del Pacífico, en las planicies costaneras de la Cordillera Occidental,
y por el dominio de los corredores estratégicos que comunican con la Cordillera
Central.
Las bocanas del río Patía, el
Napi, Saija, bajo Micay, el caudaloso Naya y todos los esteros selváticos que
permiten navegación liviana, desde Tumaco en Nariño hasta Buenaventura en el Valle, son los nuevos escenarios de la
guerra en que se involucra al departamento del Cauca.
Guapi, López y Timbiquí,
olvidados municipios del litoral caucano, son posiciones estratégicas para el
trafico de estupefacientes en que ya están inmersos Argelia, El Tambo, Cajibío,
Morales y Suárez, que a su vez limitan con los costaneros, y por donde existen
desfiladeros hacia el interior del departamento y el país.
Dicho de otra manera, el Cañón de
Las Hermosas será cambiado por casi todo el departamento del Cauca, puesto que
desde las cimas de la Cordillera Central en el norte y centro del departamento,
Tacueyó, Toribío, Jambaló, Mosoco, y desde las alturas del Macizo de Almaguer,
soportaremos el embate violento de las Farc para mantener sus corredores hacia
el Océano Pacífico.
Muy fino tendrán que hilar el
Gobernador del Cauca y el Alcalde de Popayán, en la provisión de recursos
logísticos, asistencia social, y facilitación de créditos blandos,
especialmente al sector agropecuario, con el propósito de afianzar la sana
productividad y fortalecer financieramente a los pobres y a los desempleados,
para quitarles la humana tentación de vincularse a las milicias, a los combos de
sicarios, o a los grupos de raspachines que, muy bien pagos, ya se resisten a recolectar
café y a ejecutar lícitas faenas del
campo.
La clave de la prosperidad se
funda en la inclusión de jóvenes marginados y no en el reparto de prebendas que reclaman viejos empresarios
electorales.
Miguel Antonio Velasco Cuevas
Popayán, 16.11.11