domingo, 24 de abril de 2016

Desgobierno




 Por ilegítimo no merece respaldo este régimen deshilvanado y desentendido de la realidad. El ausente Santos, ajeno a las tristezas nacionales, rodeado de inmorales aduladores que le pintan un país fantástico, ignora que el pueblo soporta atropellos y penurias  sin encontrar oídos oficiales que acojan su clamor.

 En los corrillos los rumores van y vienen, sobre todo los relacionados con corrupción, por cuenta de ofensivos enriquecimientos notoriamente inexplicables y misteriosamente impunes, mientras los desposeídos de siempre tratan de obtener órdenes de apoyo, que así les dicen a perversos guiños burocráticos definidores de vida o muerte en enfermos sin palancas politiqueras o sin dinero para asumir los costos de sus tragedias íntimas.

 Vaya usted a saber qué pasa, en beneficio de quiénes se desvían valiosos medicamentos y prótesis que nunca le llegan al paciente porque el suministro se somete a humillantes trámites para que los moribundos o sus dolientes se rindan y abandonen el reclamo.

 Defina alguien el verdadero costo al por mayor de los famosos kits de productos y utensilios diversos que unidades estatales de todo genero dispensan a su aire entre la clientela electorera, pero con cargo al contribuyente y como comprados al detal.

 Establezca el que no esté enroscado cuánto cuesta realmente la putrefacta libra de salchichón que le entreveran al menú escolar y que después facturan como lomo fino.

 Los materiales de construcción son línea dura en las tramoyas contractuales del establecimiento; averígüelo Vargas para que se sepa en dónde y en qué  se utilizan las mezclas de cemento o asfalto, y a dónde van a parar toneladas de  varillas, ladrillos, tejas  y tubos que las administraciones locales movilizan al por mayor por trochas y senderos.

Diga el que sepa cuánto vale el CVY en la adquisición de repuestos, lubricantes  y combustibles para vehículos y maquinas amarillas oficiales.

Cuéntenos el informado de qué tamaño es el derroche en cocteles, comilonas y  paseos de numerosas delegaciones que van de pueblo en pueblo, y hasta de país en país, dizque representando y gestionando sin que se noten las mejoras ni los beneficios sociales.

En los inexpugnables recintos del poder se negocia y se trafica con todo mientras la miseria popular se incrementa sin tregua.

Las famosas superintendencias de todo no ponen ni pañitos de agua tibia.

En el Cauca la Compañía Energética de Occidente abusa de su posición dominante. Al que sea le cambia el medidor sin causa justa.

A excepción de lo ocurrido en barrios catalogados subnormales, en donde las cosas son a otro precio porque las  comunidades amotinadas se defienden con piedras y con palos, en el resto del municipio de Popayán y del departamento, sin que exista razón técnica para el inmediato reemplazo, la orden patronal se cumple por la fuerza a cargo del suscriptor.

La sustitución del aparato se hace porque se hace. …  Cuando el usuario pregunta: ¿Y si me niego a la sustitución de mi contador, que funciona perfectamente, qué pasa? … En ese caso tenemos la orden de cortar el suministro de energía, responden los electricistas de UTEN.



Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 24.04.16

sábado, 23 de abril de 2016

En el día del idioma

"A veces iba a oscuras y a veces sin luz; pero ninguna sin miedo. ... Esta que para mí es desventura, mejor fuera para aventura de mi amigo Don Quijote. Él sí que tuviera estas profundidades y mazmorras por jardines floridos y por palacios de Galiana, y esperara salir de esta oscuridad y estrecheza a algún florido prado; pero yo sin ventura, falto de consejo y menoscabado de ánimo, a cada paso pienso que debajo de los pies de improviso se ha de abrir otra sima más profunda que la otra, que acaba de tragarme." (De las cosas sucedidas a Sancho ... Capítulo LV, Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra).
Pásanle a los colombianos las mismas desgracias, e idénticos pensamientos acuden a sus seseras, hoy día del idioma, cuando la suerte de la patria va por iguales abismos que los recorrido por Sancho.

domingo, 17 de abril de 2016

Urbe caótica




 Puedo repetir lo repetido, pero creo necesario hacerlo. El caos de Popayán no lo causaron solamente los desplazamientos originados por diversas violencias, ni el notable incremento del parque automotor, ni la baja recaudación de impuestos, ni la pobreza de la región, que suelen ser excusas para disimular ineptidudes.

 El caos también se debe a imprevisión y negligencia de gobernantes de todas las pelambres, carentes de imaginación y de olfato futurista para entender que las poblaciones crecen, y que necesitan soluciones anticipadas para sortear complicaciones generadas por el desarrollo urbanístico. Y a funcionarios corruptos que distraen recursos públicos para satisfacerle compromisos individuales a la clientela, y a quienes los financian,  mientras lo de interés colectivo se deja sin resolver.

 A dirigentes sociales, a burócratas y a sus mayúsculas roscas,  no se les ocurrió pensar que el pueblo evolucionaría a ciudad, y que la ciudad necesitaría vías rápidas e interconexiones fluidas; que el centro histórico y los complejos administrativos que alberga necesitarían accesos despejados y facilidades de evacuación; que los sectores hospitalarios requerirían corredores peatonales transitables, calzadas vehiculares amplias,  y generosas zonas de parqueo; que el transporte colectivo público debe servir para acercar pero no para llegar hasta la puerta de destino.

 Y, claro, no tuvieron agudeza conceptual para organizar la ciudad  que se vino encima sin planeación, sin regulación, sin estrategias de control, sin disciplina social y sin sentido de pertenencia.

 Puntos críticos como la glorieta de Bolívar ecuestre, glorieta de El Paso, e intersección de Campanario no ofrecen mínima seguridad para los caminantes, allí se  obstaculizan las cebras peatonales para recoger y dejar pasajeros del transporte público. En eso lugares frágiles transeúntes asumen riesgos mortales para cruzar.

 Mediante apertura de nuevas vías se puede disolver el despiporre. Los gobernantes de turno, alcalde y gobernador, el gobierno central, con mediación de esos imperturbables congresistas que dizque nos representan, deben convocar a expertos, arquitectos e ingenieros de buena escuela y comprobada honorabilidad, que los hay, para que propongan soluciones técnicas de rápida realización.

 Porque las calles panamericana y sexta seguirán deficientes, ya antes sugerí romper el tapón de la carrera once entre calles cuarta y quinta. Las edificaciones que allí estorban no tienen valor histórico ni arquitectónico, mientras su demolición sí daría vida a una calle de doble sentido, que conecta el aeropuerto con las salidas al sur, ya sea que se gire hacia la glorieta de la Chirimía o hacia la Plaza de Toros, por donde pasaba la vieja carretera a Pasto.

 Con celeridad se debe dotar a Popayán de nuevo y moderno puente sobre el río Cauca, para que a partir de la glorieta Juan Pablo II, por el callejón que cruza entre el Comité departamental de cafeteros y el barrio la Villa, se una la ciudad con el punto más cercano de la variante occidental. Se aprovecha que en la banda derecha del cauce hay terrenos abiertos, costosos tal vez, pero no urbanizados, que facilitan  tanto el trazado como la adquisición de la franja requerida para construir esa vía.

 Es conveniente empezar a gobernar.

Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 17.04.16   

sábado, 9 de abril de 2016

Las cosas son como son




 No es necesario quebrarse la cabeza. Un Congreso al que periódicamente llegan algunos personajillos que no debieran llegar, y al que regularmente aspiran vivarachos negociantes de oscura reputación, que además llegan porque los electores no les revisan el historial ni les exigen certificado de buena conducta social, no puede producir noticias distintas de las que lógicamente produce. No se le pueden pedir peras al olmo.

 Emergen entonces las necesarias consecuencias, y pasa lo que tiene que pasar cuando, a las personas que ejercen el derecho a sufragar, se les recomienda que no voten por candidatos de esos que no tienen frenos morales y sí muchas agallas patrimoniales; porque durante las campañas gastan astronómicas sumas que, en cabales condiciones de honradez, no se recuperan con la remuneración de los cargos que obtienen para sí y para sus socios; pero los electores no atienden o no entienden el consejo, y con mayor devoción se precipitan a votar por indeseables o por candidatos que estos financian.

 De una clase política corrupta, que se sabe corrupta y se ufana de serlo, no pueden  esperarse gestos ni hechos deslindados de la corrupción. El círculo vicioso se cierra automáticamente cuando los jefes políticos regionales promueven candidaturas de elementos con quienes, después,  concurren a ejecutar dolosas acciones de diversa naturaleza, que suelen quedar impunes, y para cuya funcionalidad estructuran impenetrables grupos de poder familiar que reparten migajas secundarias  mientras se apropian del pastel principal.

 Definitivamente es cierto que el pueblo alimenta cuervos para que le saquen los ojos. Dirigentes de todos los niveles y todos los colores,  en la completa geografía nacional, ni siquiera cambian el discurso promesero de las décadas idas. Con el mismo cuento, con el mismo baboso caramelo de siempre, les vuelven a endulzar las fauces a los mismos tragones de siempre, para que estos recorran la senda recorrida y levanten los respaldos que perpetúan la infamia.

 Que Rojas Morera Luis, el hijo verbilocuente de Morera Magdalena, ambos empleados del Congreso y alzafuelles incondicionales del congresista García Alexander, resulte capturado mientras transporta en lujoso Toyota oficial miserables seiscientos quince millones de pesos que no se sabe de dónde vienen ni para dónde van, no es más que la puntita de un pequeño escándalo que naturalmente puede crecer, y debe crecer, para que los electores colombianos comiencen a dimensionar la enorme responsabilidad incorporada en el derecho a sufragar.

 Los antisociales disponen a su manera de los bienes del Congreso, que son bienes de todos los colombianos, porque mañosamente logran que el pueblo les ayude a penetrar esos espacios, y en consecuencia, a nombre de ciudadanos engañados, de una sociedad timada que les ha confiado delicados  encargos, van en coche, como coloquialmente se dice, haciendo y moviendo sus fortunas personales mientras abiertamente delinquen con el patrimonio público.

 Para reducir peso y volumen de consabidas caletas servirán los billetes de cienmil pesos que el inepto vulgo nunca acariciará, y algún indecoroso aporte  –no muy altruista-, aguardan  las  sociedades sonámbulas que privilegiados personajes públicos mantienen listas en la fraterna Panamá.

Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 09.04.16