Nunca, desde cuando te fuiste, nunca he
sentido tantos deseos de escribirte. Te aseguro que de mis silencios no son culpables
esos múltiples compromisos académicos en que me escudaba por meses cuando
estudiaba lejos.
No te había escrito porque pacientemente
esperé que las cosas mejoraran, pero siempre resultaron peores. No confundás esto
con el pesimismo que censurabas, ahora no hay espacios para el optimismo.
No quisiera perturbar tu calma, pero, los
mismos sencillos problemas que conociste se hicieron insolubles.
Ni siquiera camino por los senderos que
recorríamos en familia, no porque no quiera, sino porque no se puede. Mejor
dicho, se pusieron de moda unos permisos que nadie explica, pero que algunos
atribuyen a la ausencia de Estado, que ahora se llama "de derecho".
El cúmulo de situaciones confusas hacen de
este país algo ininteligible.
La gente ya no elige a los que pueden hacer
algo en beneficio de la sociedad, o tal vez sí, aunque existe clara diferencia
entre la sociedad unipersonal de los de ahora, y aquella colectiva y solidaria
que los dos conocimos.
Uno diría, o yo tendría que decir, de acuerdo
a lo que me enseñaste, que esto es al revés, y no es una manera rebuscada de
escribir, sino que, de veraz, derecho nadie
anda.
Es curioso, sí, y sorprendente también, pero
absolutamente desconcertante y desestimulante.
Siempre me inculcaste andar con la verdad,
pero ... bueno, me vas a perdonar ,,,
pero estoy a punto de creer que ese valor moral ha dejado de existir.
Esta carta no nace de mis reflexiones de hoy,
no, llevo años pensándola y aplazándola o escribiéndola mentalmente y
corrigiéndola a cada paso, con la más sincera voluntad de decirte algo
concreto, claro, comprensible y grato. Pero, ya lo ves, lo que te escribo no
tiene sentido, me parece oírte cuando decías que algunas tendencias del
pensamiento no tenían pies ni cabeza, pues que te quede claro que esas fueron las
tendencias que se impusieron, y
entonces, pues ya comprenderás, esto que te digo es fiel reflejo de lo que hay.
Algunas personas con las que a ratos me
comunico, que son pocas, porque lo de
ahora es el "chat" y el "tuit", se burlan mucho de lo que pienso, digo y escribo. Ellas dicen
que este mundo no es para ilusos, y me dejan pensando ... saboreando ilusiones o cosas parecidas,
románticas, utópicas, no sé, es que, bueno, vuelvo al cuento, uno ya no sabe. Los
que se supone que saben dicen y hacen cosas tan locas que pues uno, uno, uno
como que, hola papá, qué enredo sublime este sublime enredo en que uno vive.
Si acaso me querés contestar no te pongás en
la tarea de decir algo edificante o valioso. Dejá eso para cuando nos volvamos
a encontrar. Te lo digo porque, si lo hacés, y si a mí se me ocurre compartirle
tu respuesta a cualquiera de mis contactos, no nos van a dar ni un "like",
y se van a formar pésima idea de las costumbres de tu época.
Miguel Antonio Velasco
Cuevas
Popayán, 20.06.15