domingo, 26 de julio de 2015

¿Partidos con dueños?




 Hace varios años, por razón de sus capacidades y ejecutorias, existe la convicción de que al Cauca le iría supremamente bien si llegara a gobernarlo un joven honesto y académicamente estructurado para la administración pública, desligado además de todas esas vergonzosas historias de rapiña presupuestal y peripecias burocráticas en que el departamento naufraga.

 Cuando en Popayán no se oyen cosas escabrosas sobre lo que se ha hecho con los dineros de la salud pública, que podrían repetirse si a los empresarios de esa rama les va bien en sus nuevas aspiraciones electorales; o sobre los grises manejos del dinero público situado para educación; lo que se dice y se comenta en las calles, y muy seguramente se sabe en los salones de la gobernación, es que enormes recursos destinados a obras públicas y al sector agrario se manejan como propios.

 Se rumora que el presupuesto general del departamento tiene inagotables válvulas de escape por dónde la platica oficial se derrama, con notorio detrimento para la sociedad, pero con estupendos resultados para algunas personas y empresas privadas.

 Es probable que la actividad política esté interferida por todas las mafias que hacen carrera en Colombia. Puede ser cierto que capos de combos delincuenciales pongan, sostengan y mantengan fichas claves en el organigrama público administrativo, y no resulta estrafalaria la imposibilidad de evitar que eso suceda en menor escala. Pero lo que no parece razonable ni lógico es que las comunidades, la gente, el pueblo en general  se acostumbre a convalidar la notoria proliferación de tan lesivas conductas, y que semejantes usos se propicien desde los directorios centrales de los partidos.

 Lo sucedido en el Cauca con la justa aspiración del ingeniero Santiago Zambrano a obtener  aval de Alianza Verde, en donde las bases de esa colectividad le reconocen virtudes y méritos, deja la amarga sensación de que los nuevos partidos políticos, presuntos enfermeros y sanadores de dolamas  que aquejan a los tradicionales, se perfilan peores que los peores.

 La opinión pública, esa fuerza analítica y pensante que no merodea por oficinas gubernamentales ni vive del lambetazo, grupos de ciudadanos ajenos a la parafernalia electorera, pero consientes del despilfarro y desgreño en las finanzas, inversiones y gastos de este pobre departamento, descartaban la posibilidad de que la maquinaria oficial comprometida con el Campo impuesto por el Gobernador, o el funesto respaldo del negro Martínez sumado a la mermelada del Partido de la U, que, muchos dicen, apalancan a "Michín", pudieran vencer la verde esperanza de cambio y pulcritud simbolizada por Zambrano.

 Pues no lo dejaron avanzar. Como mulas muertas se le atravesaron a la aspiración del ingeniero, y voces autorizadas afirman que ni los argumentos de la senadora Claudia López, ni múltiples peticiones de respetabilísimos militantes, fueron suficientes para convencer a don Ramón González, que dizque es el "dueño" de Alianza Verde, para que  otorgara el aval que el Cauca esperaba.

 Lo sorprendente, no es tanto que se le cerrara una ventana de ilusión al desvencijado Cauca, sino que, en Colombia, los partidos tengan tan poderosos propietarios.

Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 26.07.15