sábado, 17 de enero de 2015

Colombia en el I Ching




 De curiosidades no se vive, pero tampoco se muere. Sirven, eso sí, para que la vida pase por donde tiene que pasar, por el delgado hilo de la cordura que frágil se balancea sobre los enigmáticos abismos de la loca realidad.

 Confortado por los espléndidos bríos de la lejana juventud, salté las fronteras invisibles y me asomé despacio al relumbrante hemiciclo de los políticos, me interesaba saber lo que ellos decían sobre el futuro del país.

 Complacidos, atrincherados en las canteras de su ciencia, con docta postura expresaron: su país, no el nuestro, porque el nuestro es incompresible en las oquedades de su sesera, es algo así como la totalización de complejos desequilibrios intencionalmente  esparcidos por la aldea global, a los que permanentemente se les adicionan diversos distractores regionales, impregnados todos por  completa ausencia de voluntad para galvanizar el desgaste que generan ciertas tensiones en áreas de interés geoestratégico.

 Me pareció entenderlo todo pero no quedé seguro,  y con el correr de los meses y los años empezó a crecer en mi conciencia esa lacerante pesadez que dejan los malos cigarros y las malas compañías, así que resolví acercarme a un monasterio en busca de sosiego.

 El primer levita que apareció contuvo mis angustias con la señal de la cruz y rocíos de agua bendita. No temas hijo, susurró, no te atormentes, el maligno deambula por todos los rincones. Lo que ellos dijeron es verdad. Tuviste el privilegio de darle una mirada al sibilino mundo de los  expansionismos ideológicos y territoriales, siempre matizados con pacifistas intensiones de invertir y crear canales de amistad, y ambientar condiciones ideales para nuevos emprendimientos entre esas comunidades tercermundistas en las que el hambre es yesca para nuevos incendios, ... vete, no temas, continúa interrogando el universo bajo la plena luz del día y nunca ceses de interrogarlo  bajo la oscuridad de la noche. El momento de la conflagración no se anticipa. Consérvate curioso y vigilante.

 Inquieto por despejar aquella vieja incógnita que el presente revive, la misma de ayer, y seguramente la misma de mañana, decidí incursionar en esa  "fuente de sabiduría"  que los chinos siempre consultan.  (I Ching, Editorial Solar, -sin fecha de edición-,  Bogotá, D.E.).

 Desconcertante resultó la respuesta: "41.- Ken / Tui = Sun / La Merma. Arriba la montaña, abajo el lago. Oprimen los de arriba, sufren los de abajo. La estructura social se descompensa.  Cuando el peso de las paredes supera la capacidad de los cimientos, todo el conjunto arquitectónico se debilita. El menor impacto será para los eternos desposeídos que seguirán en los acostumbrados niveles de miseria.  Será necesaria mucha grandeza de espíritu para soportar las deficiencias materiales.  Entereza de carácter será la fórmula para compensar el deterioro externo a que conduce la indigencia.  El pueblo sabe que ante Dios no hacen falta falsas apariencias.  El traductor llama a analizar el pasaje evangélico en que una pobre viuda da como limosna todo su patrimonio, (Lucas, 21, 1-4)"

 Advertencia: No soy adivino, sólo lector del texto más antiguo que la humanidad conserva.

Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 17.01.15