lunes, 22 de diciembre de 2014

Ni rosa blanca ni mano franca




"... para el amigo sincero que me da su mano franca, cultivo la rosa blanca, ... y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo, cardos ni ortiga cultivo, cultivo una rosa blanca ..."

 Con socarrona referencia a la amistosa rima del cubano José Martí se objetó oficialmente la pretensión de tregua bilateral emitida desde La Habana.

 Merecida resultó la punzante respuesta del Ejecutivo. Es que el navideño mensaje guerrillero se caracteriza por la torcida maña con que se conmina al Estado social de derecho para que paralice la función constitucional de garantizar orden y seguridad a los asociados. De contera insinúa ponerle freno a legítimas operaciones militares. No podía el gobierno inclinarse mansamente ante la irreverencia contenida en tan perversa diatriba.

 Con pérfida jugada de ajedrez intentaron liquidar la partida, pero sólo consiguieron incrementar la desconfianza sobre el brumoso desenlace de las lentas negociaciones.

 Se agitó pues el tablero de La Habana, consiguieron agitarlo los guerrilleros, aunque el lógico contraataque oficial neutraliza la embestida. Los pronunciamientos del gobierno frenan el canallesco enroque  diseñado por los delincuentes para ponerse a salvo de las fuerzas estatales.  Era necesaria una respuesta así, de rechazo a verificaciones propias de las treguas bilaterales, sencillamente porque Colombia no puede aceptar condicionamientos torticeros ni renunciar al control territorial en ningún espacio geográfico.

 Como una rosa con espinas catalogó el presidente Santos el peligroso aguinaldo que inciertamente se promete a partir del 20 de diciembre, y atinó el mandatario, nada más atractivo que la fragancia de esa flor ni más dañino que el garfio de sus tallos.

 Mientras llegan los esquivos calendarios en que un nuevo nacimiento de Cristo nos permita  experimentar  los deleites del eterno mensaje navideño, "una tierra de paz para hombres de buena voluntad", afinemos la malicia y las cautelas aconsejadas por la prudencia de verdaderos sabios, porque si la guerrilla habla de cese indefinido de hostilidades, pero sólo mientras las estructuras armadas irregulares no sean objeto de ataques por parte de la fuerza pública, pues no estamos ante una seria declaración de tregua, ni es nada raro que prontamente se quiebre tan frágil promesa, al fin y al cabo la tentación terrorista  permanece latente y las tajantes crueldades  del presente desvertebran las anunciadas bondades del porvenir.

 Basta recordar que difundieron su aviso en medio de absurdas agresiones contra soldados del Cauca y contra policías de Norte de Santander, contra la productividad y  competitividad internacional del puerto de Buenaventura, y contra la estabilidad funcional de la carretera panamericana. Otra vez la inútil dialéctica del asfalto. 

 En los años 2012 y 2013 fueron los mismos guerrilleros quienes violaron sus treguas unilaterales navideñas, catorce veces la primera, y doce la segunda.

 El cotidiano ejercicio del terror desvirtúa sus arrebatos de apaciguamiento, fácilmente aflora en ellos la sanguinaria genética  del lobo camuflado con piel de oveja.  Esos supuestos redentores de oprimidos, que esgrimen el error como accidental determinante de sus crímenes, debieran buscar en estas fechas la celestial estrella que los guíe hacia su propia redención.

Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 21.12.14