miércoles, 9 de febrero de 2011

El reclamo de Salazar es el reclamo del Cauca.

En la tarde de ayer se conoció la noticia más reprochable que un caucano pueda tener.
Se dice que el expresidente Pastrana dizque reprende al Senador José Darío Salazar por reclamarle al Presidente Juan Manuel Santos que asuma directa y personalmente la lucha contra la delincuencia organizada que intimida a toda la comunidad nacional.
Desconoce Andrés Pastrana la triste realidad del departamento del Cauca y, de paso, la triste realidad de los rincones patrios en que se enseñorea el crimen organizado, se recrudece la violencia  y se oxigenan las bandas narcoguerrilleras.
Una cosa es vivir en España o en Bogotá y otra, bien distinta, tener que vivir en Morales, en Piendamó, en Cajibío, en El Tambo o en cualquiera otro de los municipios del departamento del Cauca en donde rugen el secuestro, la extorsión, la intimidación, el asesinato, el desplazamiento y el terror.
Cualquier caucano medianamente informado, cualquier campesino corriente de los que madrugan a ordeñar para rebuscarse el sustento familiar, sin riesgo a  equivocarse puede decir que el Senador Salazar habló en su nombre y representacion.
Tristeza sentimos quienes pensamos que un expresidente conservador, el expresidente Pastrana, debiera destinar su tiempo y sus influencias a defender la Patria amenazada y no a zaherír la dignidad, el honor y el más íntimo sentimiento del pueblo caucano y de todos las víctimas de la actual violencia de las bandas criminales.
El Cauca votó con devoción por el actual Presidente de la República porque entendió, y así lo sigue creyendo, que  recuperaría su actividad agrícola y ganadera de la que siempre ha obtenido el diario sustento, pero, sin razones explicables, ha tenido que afrontar el peligroso e intimidante  resurgimiento de actividades ilícitas que se creían derrotadas.
El Macizo Colombiano está invadido de amapola, la Costa Pacífica caucana esta invadida de coca, municipios ubicados en las goteras de Popaýan son la nueva frontera de los narcocultivos, del procesamiento y del tráfico de substancia ilícitas.
Andrés Pastrana, en su condición de expresidente, que no de jefe de ningún partido, debiera sentir vergüenza de los tristes episodios sucedidos en el Cauca durante su mandato, cuando una cuadrilla de indígenas perversamente capitaneada por las Farc sitió a Popayán y a todo el suroccidente colombiano, mediante el bloqueo de la carretera panamericana a la altura de El Cairo, en inmediaciones de Cajibío y Piendamó, a escasos quince kilómetros de Popayán.
También debiera cuestionarse sobre los espantosos efectos del despeje del Caguán, cuando los grupos delincuenciales de la época, concretamente las Farc, se dieron el más triste refresco de que se tenga noticia en la historia de la República, cuando ese grupo guerrillero aumentó sus caudales, expandió sus territorios, solidificó sus rutas y atropelló a sus anchas en los espacios que el propio expresidente Pastrana le otorgó.
El Cauca entero se siente representado por el Senador Salazar en su reclamo al Ejecutivo y rechaza de plano la desatinada intervención de un exmandatario que sólo tristezas le recuerda.