sábado, 9 de agosto de 2014

¡Cese bilateral definitivo!



 Tres palabras que sumadas pueden hacer la felicidad del mundo conocido. Tres palabras que conjugan un estado de alma similar al de los iniciales deleites de Adán y Eva en el paraíso descrito por John Milton, o como sucede en el mismo poema, toda una venenosa bestialidad dulcemente modulada por la bífida lengua de engañosa serpiente.

 ¿Pero quien las dijo?  ...  las dijo la serpiente,  un reptil sin frenos, un lenguaraz que ofreció acordar la paz en seis meses, sin que nada pasara.

 Al paso que vamos, las mañosas conversaciones que llevarían a esos brumosos acuerdos pueden durar cuatro años más, sin que nada pase.

 En esto de los diálogos cubanos ya se sabe que una cosa piensa Santos,  y otras muchas cosas piensan quienes lo están enjalmando.

 Si los propios narcoterroristas dicen que sólo han hablado el 25% de lo  que  quieren hablar, pues resulta inverosímil que en poco tiempo podamos asomarnos a un cese, bilateral, y definitivo, como el irresponsablemente pregonado en calenturienta perorata de posesión presidencial.

 Además, dados los pendientes y condicionamientos ya conocidos, cuando nada está acordado mientras todo no esté acordado, ¿cómo pensar en la paz exprés, si no hay acuerdos firmados?

 A no ser que "Timochenko", de la noche a la mañana haya amanecido arrepentido de todas las matanzas ejecutadas por su grupo a lo largo de tan perversa existencia, y que el miserable invidente haya despejado las dudas sobre la obligación de reconocer y reparar a sus víctimas, y que la grotesca obesidad de "Márquez" no sea maligna, sino santificable corpulencia de monseñor, como la de esos venerables cardenales que suben a los altares con evidente celeridad.

 ¿Cómo imaginarse un cese bilateral y definitivo, que es la paz misma, la propia paz, si uno de los bandos negociadores sigue asesinando niños inocentes y civiles ajenos a sus fechorías, y dinamitando la infraestructura productiva nacional, y sembrando y procesando coca a la lata, tal como actualmente sucede en extensas zonas cordilleranas del Pacífico caucano?

 En eso de la paz no se puede ser tan abusivamente lengüilargo, como demuestra serlo nuestro tatareto "Juanpa", que a fuerza de  melosos subterfugios logró hacerse reelegir, y que con recursos oratorios intenta mostrarnos un país que no tenemos y unos propósitos de paz que no se sienten. ¿O será que la paz es así ... un eterno decir que está allí, cuando no está por ninguna parte?

 En mal momento, a punta de grandes dosis de glucosamine, los famélicos genuflexos del régimen ya tienen la  articulación en tierra, y ya atizan los incensarios para batírselos  con entusiasmo al secretariado de "Tirofijo", en humillante acción de gracias por los favores recibidos.

Como por ahora queda sumamente difícil entonar la salve en honor de "La Holandesa", prefiero esperar a que se obre el milagro de mi paz, la del sepulcro claro está, y entre tanto alimentaré la sospecha de que junto al glorioso pedestal de don Rafael Núñez, por los alrededores de la casa de Nariño, los que venden esa cosa la están vendiendo verde.

Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 09.08.14