Tres palabras que sumadas pueden hacer la
felicidad del mundo conocido. Tres palabras que conjugan un estado de alma
similar al de los iniciales deleites de Adán y Eva en el paraíso descrito por John
Milton, o como sucede en el mismo poema, toda una venenosa bestialidad
dulcemente modulada por la bífida lengua de engañosa serpiente.
¿Pero quien las dijo? ... las
dijo la serpiente, un reptil sin frenos,
un lenguaraz que ofreció acordar la paz en seis meses, sin que nada pasara.
Al paso que vamos, las mañosas conversaciones
que llevarían a esos brumosos acuerdos pueden durar cuatro años más, sin que
nada pase.
En esto de los diálogos cubanos ya se sabe que
una cosa piensa Santos, y otras muchas cosas
piensan quienes lo están enjalmando.
Si los propios narcoterroristas dicen que sólo
han hablado el 25% de lo que quieren hablar, pues resulta inverosímil que
en poco tiempo podamos asomarnos a un cese, bilateral, y definitivo, como el irresponsablemente
pregonado en calenturienta perorata de posesión presidencial.
Además, dados los pendientes y condicionamientos
ya conocidos, cuando nada está acordado mientras todo no esté acordado, ¿cómo
pensar en la paz exprés, si no hay acuerdos firmados?
A no ser que "Timochenko", de la
noche a la mañana haya amanecido arrepentido de todas las matanzas ejecutadas
por su grupo a lo largo de tan perversa existencia, y que el miserable
invidente haya despejado las dudas sobre la obligación de reconocer y reparar a
sus víctimas, y que la grotesca obesidad de "Márquez" no sea maligna,
sino santificable corpulencia de monseñor, como la de esos venerables
cardenales que suben a los altares con evidente celeridad.
¿Cómo imaginarse un cese bilateral y definitivo,
que es la paz misma, la propia paz, si uno de los bandos negociadores sigue
asesinando niños inocentes y civiles ajenos a sus fechorías, y dinamitando la
infraestructura productiva nacional, y sembrando y procesando coca a la lata, tal
como actualmente sucede en extensas zonas cordilleranas del Pacífico caucano?
En eso de la paz no se puede ser tan
abusivamente lengüilargo, como demuestra serlo nuestro tatareto
"Juanpa", que a fuerza de melosos subterfugios logró hacerse reelegir, y
que con recursos oratorios intenta mostrarnos un país que no tenemos y unos propósitos
de paz que no se sienten. ¿O será que la paz es así ... un eterno decir que
está allí, cuando no está por ninguna parte?
En mal momento, a punta de grandes dosis de
glucosamine, los famélicos genuflexos del régimen ya tienen la articulación en tierra, y ya atizan los
incensarios para batírselos con
entusiasmo al secretariado de "Tirofijo", en humillante acción de gracias
por los favores recibidos.
Como por ahora queda sumamente difícil
entonar la salve en honor de "La Holandesa", prefiero esperar a que
se obre el milagro de mi paz, la del sepulcro claro está, y entre tanto alimentaré
la sospecha de que junto al glorioso pedestal de don Rafael Núñez, por los alrededores
de la casa de Nariño, los que venden esa cosa la están vendiendo verde.
Miguel Antonio Velasco Cuevas
Popayán, 09.08.14