domingo, 9 de agosto de 2015

Exprimir viene de Springer




 Hieden supurantes y engusanadas mataduras en la piel de la patria.

 Cinco siglos de oprobio parecen insuficientes en el arte de confundir para rapar.  

 Se solazan, "aquellas y aquellos", en barata palabrería tecnointelectualoide de remozado estilo mamersocialistongo, cuando impostan la voz para hablarle a la masa menesterosa, que se traga enteros falsos favores prodigados desde altas esferas estatales.

 A este pueblo famélico le montan circo pero le roban pan. Esas élites hipercultas que dicen regalar su labor y renunciar al salario, con las manos cundidas de excrementos, meten sus ambiciosos dedos en las fauces laceradas de los  marginados que oyen hablar de miel pero ignoran el sabor de la burda melaza.

 Supuestos benefactores del pueblo, enfundados en linos y sedas, recorren persuasivos burocráticos despachos de la encumbrada fauna gobiernista, para priorizar el giro de macroeconómicas partidas que mantienen en el polvero a míseros iletrados, mientras abultan los profundos bolsillos del especialismo. Crece la inequidad al impulso de los vivarachos.

 Y el Estado, que se proclama social y de derecho, que tiene como misión constitucional enmendar errores, proteger débiles, equilibrar beneficios, recortar distancias y satisfacer necesidades, petulante y displicente se aplica a profanos emprendimientos comerciales que privatizan la justicia y la paz.

 Las más augustas funciones institucionales, intermediadas en los recintos sociales, consensuadas en las comisiones legislativas, finalmente subastadas en confortables oficinas de la jerarquía judicial y administrativa, se deslizan entre grises bambalinas, hacia hondos  remolinos diseñados a la sombra de corruptas organizaciones nacionales e internacionales, a las que nada duelen las humanas angustias de comunidades que pueblan inhóspitos esteros, apartadas montañas y  barriadas hostiles.

 Con las ilusiones de la plebe se hicieron una tolda,  y con el abstruso vocabulario de las tecnologías armaron la pegajosa telaraña que entorpece la acreditación de los mansos para acceder a futuristas laboratorios del postconflicto.

 Como en búsqueda de la piedra filosofal, del promisorio elixir de larga y placentera vida, los únicos maestros con precisas y exclusivas competencias que en el mundo existen, "excavan en las bases de datos" de la Fiscalía General de la Nación para destilar los sueros que repriman y erradiquen el crimen. Responsabilidad que solo cabe a quienes reciben "complejos reconocimientos" para hacer "cambios institucionales";  delicado encargo al que ..."Además de un trabajo cualitativo de análisis, agregamos herramientas cuantitativas de las matemáticas, la econometría, la estadística y la georreferenciación. Usamos bases de datos de satélites, algoritmos y procesos más complejos."... ; tal como científicamente le dijo la humildísima y doctoral Natalia a la Revista Semana, para tratar de justificar por qué, los ilustres contratistas del régimen, cobran más de lo justo para ejecutar tareas corrientes que pudieran hacerse con menor pompa.

 Al paso que vamos, no faltará el tecnoalquimista  que,  por cualquier veintemil o treintamil millones de envilecidos billetes nacionales, se encierre a redescubrir  el "unguentum armarium", milagroso medicamento graciosamente descrito por Umberto Eco en "La isla del día de antes", mediante el cual se curaban heridas aplicando emplastos a la espada que las había causado mas no al cuerpo que las había recibido.

Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 09.08.15