domingo, 13 de marzo de 2016

Presidente cautivo




 Audio guerrillero publicado por RCN, no desmentido,  deja claro que no fue Santos quien autónomamente pospuso fecha límite fijada por él para firmar el documento del laxo simposio habanero.

 “Timochenko” y sus muchachos, mediante amenaza de intensificar la acostumbrada pedagogía explosiva, fueron quienes resolvieron no fotografiarse con Obama como testigo, y obligaron al cautivo Presidente de los colombianos a olvidarse del 23 de marzo.

 No le jalan a rubricar ningún documento porque el proyecto político del grupo irregular no es entregar las armas, ni ubicarse en mínimos espacios territoriales en donde queden expuestos a la vigilancia de las tropas oficiales y de los verificadores del cumplimiento de lo pactado. Tampoco creen que el reducido y unilateral plebiscito les facilite sus verdaderas aspiraciones. Ellos van por el poder.

 Lo dicen los guerrilleros: “…el documento nos vuelve la discusión al primer día”.  Así se oye en el audio, transmitido a quienes en el monte acatan lineamientos y reciben instrucciones para accionar los fierros cuando la mesa se reviente.

 Patina la finalización del conflicto y queda gravemente enfermo el orden público en todo el territorio nacional.

 No es secreto que las huestes irregulares mantienen sus confortables campamentos, sus incrementados cultivos ilícitos  y sus modernos laboratorios coqueros, y que el banderín con que ocasionalmente se identifican poco cuenta. Para la chusma que cumple ordenes, mata soldados y policías, revienta artefactos no convencionales, impide el libre tránsito de civiles  y ejerce controles  armados  sobre corredores estratégicos, da lo mismo ataviarse con la boina del “Cura Pérez” que con la toalla de “Tirofijo”.

 Al país le mienten todos los días, y le mienten los mismos. Miente Santos porque anuncia como suya una supuesta determinación de no precipitarse a firmar, cuando el aplazamiento obedece a la negativa de la contraparte guerrillera, por la desconfianza que le genera el gobierno; mienten los negociadores guerrilleros porque su interés radica en mantener zonas de influencia armada en donde siempre la han tenido, y ganar espacios en donde no han podido tenerla; miente y enreda Montealegre  porque, apropiándose sospechosas funciones, ya con la bota en el estribo, solicita a la Corte Constitucional declarar inconstitucional lo que positivamente lo es, el plebiscito, pero no por interés de preservar la vigencia de la Constitución, sino por hacerle la segunda al grupo armado, que exige una Constituyente para volver a barajar y repartir de nuevo.

 Lo que indudablemente saben los  guerrilleros es que el plebiscito no transforma radicalmente el establecimiento, cuando lo que ellos buscan es sustituirlo, y  que el triunfo del voto afirmativo simplemente aprobaría unos  acuerdos  que pueden incumplirse por esta oligarquía que “no aprende”, ¿los sucesores de Santos?

Vale un pequeño ejemplo por si dudas quedan sobre el  deportivo proceder de los delegados gubernamentales: en el diario  “El Tiempo” del pasado domingo, “Timo” cuenta que el compromiso “de palabra” con el gobierno era no hacer uso de cabeceras municipales, y que Conejo es un corregimiento. Al pobre cautivo le tocó hablar de unos protocolos incumplidos, protocolos inexistentes, porque sus pupilos nunca los habían concertado con la guerrilla.

Miguel Antonio Velasco Cuevas

Popayán, 13.03.16