viernes, 15 de abril de 2011

Lucha generacional.

Agotada la primera década del siglo XXI y conocida como tenemos la triste y dolorosa realidad del Departamento del Cauca, debemos los caucanos, como acto de responsable reflexión social, escudriñar el interior de nuestras conciencias  para preguntarnos si queremos más de lo mismo.
Ninguna región colombiana ha tenido las posibilidades que el Cauca ha derrochado. Porque al parecer, nunca hemos tenido la capacidad crítica suficiente para definir lo que interesa a la comunidad, lo que conviene a la región, lo que es bueno para el correcto desempeño de la administración y lo que resulta aconsejable para no seguir rodando de descalabro en descalabro, de peculado en peculado, y de fraude en fraude.
La cercana elección de Gobernador nos compromete con el cambio hacia lo nuevo.
Los viejos dirigentes de los partidos, sumidos en profundas contradicciones y perdidos en la defensa de nichos burocráticos, están desentendidos de la grave situación política y social del Departamento, actúan así porque éste pedazo de Patria no les importa, entienden ellos que las soluciones llegan por encargos hechos a la profunda noche de los tiempos y se deleitan con la  terrible oscuridad cernida sobre el manejo de la cosa pública.
Frente a ese desconcertante panorama, ante esa estela de desilusión tejida por los gamonales de siempre, confundidos  y aterrados como estamos  por la ausencia de futuro para nuestros niños, para  nuestros jóvenes, para nuestros campesinos, y para todos  nosotros como elementos pensantes de esta tierra legendaria   ¿será que somos tan estúpidos, como para hacerle el juego a la ramplona insensatez de una dirigencia desgastada y torcida, que nos sigue proponiendo la elección de los mismos eternos causantes de esta tragedia?
La baraja se encuentra repartida, las apuestas están sobre el tapete y las trampas están en los directorios.
Los electores caucanos necesitamos reaccionar, el turno de la jugada es nuestro, somos nosotros los que vamos a poner el punto, tenemos las cartas ganadoras, esta vez no nos van a meter caña.
Hay una juventud que irrumpe, unas voces comprometidas con el cambio, unas mentes audaces que vislumbran el nuevo amanecer, unas manos limpias que se aprestan a empuñar banderas renovadoras y unos pechos fuertes dispuestos a enfrentar el siniestro vendaval que los corruptos nos dejan como herencia.
La historia no perdona.   ¡Ay! de aquellos que advertidos del riesgo se encaminen a buscar el siniestro.
Nuestra responsabilidad política, nuestras convicciones democráticas, nuestros principios libertarios, nuestras nobles aspiraciones por el acrecimiento de la caucanidad, y nuestro legítimo interés por demoler falsos  ídolos y extirpar  dolorosas gomas, nos conducen al imperativo de preferir los nuevos.
Frente a la la elección de alcaldes, tanto en Popayán como en el resto del Cauca,  mantenemos la linea, perseveramos en el propósito y nos afiliamos a las aspiraciones de la juventud.

Miguel Antonio Velasco Cuevas
Popayán, 15.04.11